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Crimen organizado manda dinero y amenazas a alcaldes del Edomex

POR: / 22 de abril de 2017

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Foto de archivo.

 

VALLE DE MÉXICO.- 22 DE ABRIL DE 2017.- El crimen organizado se extiende por el Estado de México y sus células acechan a gobiernos municipales, a los que presionan de diversas formas para que los dejen operar, desde amenazas hasta ofrecerles dinero.

También hay casos en los que los municipios son extorsionados y tienen que entregar recursos públicos a los criminales.

Autoridades estatales rechazan que ello ocurra, pues en pocos casos los ayuntamientos solicitan ayuda al respecto. También niegan que en algunas localidades los integrantes del crimen organizado actúen en complicidad con gobiernos municipales o los obliguen a que no los molesten.

Sin embargo, en el Estado de México hay casos de alcaldes, regidores y jefes policiacos asesinados.

Hace un año, el 22 de abril del 2016, fue emboscado Juan Antonio Mayén Saucedo, del PAN, alcalde de Jilotzingo; con él murieron dos policías que lo custodiaban en otro vehículo.

Ese mismo día, la entonces Procuraduría de Justicia de la entidad vinculó al alcalde de Jilotzingo con “hechos delictivos” y José Manzur Quiroga, Secretario de Gobierno de la entidad, aseguró que no descartaba ninguna línea de investigación, además de que los responsables del homicidio serían detenidos.

Hasta el momento, la actual Fiscalía de Justicia de la entidad no ha informado públicamente sobre los resultados de las indagatorias.

A Fondo Estado de México recogió testimonios de servidores públicos, quienes relatan la forma como el crimen organizado se acercó a ellos y los presionó para dejarlos funcionar sin problemas.

Aseguraron: “Ser presidente municipal es una actividad de alto riesgo”.

REZAMOS PARA QUE NO NOS CAIGAN

“El hombre arrojó a la mesa un morral con dinero y vio a los ojos al director de la policía de un municipio del valle de México. Seguro, desafiante”.

-Esto te lo manda el jefe, cabrón-, dijo.

-No tengo yo  ningún jefe, más que el presidente municipal y llévatelo-, respondió el servidor público.

-¿Ah, sí?-, preguntó el sujeto.

-Sí, llévatelo-, repitió el policía.

Esto sucedió en un municipio del valle de México. Hombres presuntamente vinculados al crimen organizado presionaron para conseguir una entrevista entre el presidente municipal y “el jefe”.

“Siempre decían ‘con el jefe’, ‘el jefe quiere hablar con usted’, y el jefe esto, el jefe lo otro. Obviamente, yo no conozco ningún jefe. En ocasiones llevaron algún recurso, lo pusieron en la mesa al director de Seguridad Pública, él les dijo que no”, relata un alcalde mexiquense.

Agrega: “Lo que me pedían era ‘danos chance de trabajar y no nos vamos a meter contigo, te vamos a dar un apoyo’.  Pero a mí no me interesa tener ningún tipo de trato o relación con esas personas”.

El alcalde reconoce: “Sabemos que el crimen organizado tiene mejores estrategas, mejores armas, gente más decidida que nosotros. Entonces somos muy vulnerables y lo que nosotros tenemos que hacer es nada más casi casi rezar para que no nos caigan esos cabrones y nos estén presionando”.

Desde hace más de 10 años personas que afirman pertenecer a grupos delictivos se acercan a las alcaldías y presionan a presidentes municipales, del partido que sean, para que “pacten” con ellos. Les piden que los dejen trabajar y a cambio ofrecen dinero. Buscan la plaza, la distribución de drogas, extorsiones, secuestros.

“Uno es muy vulnerable. Si te empiezan a presionar, una de dos o renuncia uno y dice ahí nos vemos, o te la juegas y le entras. Entonces, el crimen está cooptando, está presionando y a veces al pobre alcalde no le queda otra más qué decir: ¿si no, qué hago? Hay un mito de algún grupo, pero eso ha derivado o dado pauta a qué muchos cabrones como que se asuman como grupos o filiales, aunque no son, pero se asuman”, dice.

La situación es diferente en municipios del sur del estado de México. Ahí en algunos casos los alcaldes no son presionados, sino obligados a entregar una “cuota”, que por lo regular es un porcentaje de las participaciones que recibe el ayuntamiento, y también deben asignar obra pública a empresas constructoras que les señalen.

“Ellos tienen muy estudiado cuánto le toca a cada municipio, cuánto hay de inversión. Inclusive hoy los fondos federales aparecen en el Diario Oficial de la Federación cuando se aprueba el Presupuesto de Egresos de la Federación, ahí viene etiquetado cuánto le toca a cada municipio. Entonces le dice ‘a ver cabrón, de esto vas a tener 30 millones de pesos, 15 me los dejas, yo te voy a mandar al constructor’. A los alcaldes no les queda otra”, menciona.

En el sur del estado de México se ubican municipios como Tlatlaya, Luvianos, Zacazonapan, Villa de Allende, Villa Guerrero y otros.

“Ellos dicen que aunque no quieras entrarle, ahí la maña te llega y te presiona. Son municipios rurales, que en su gran mayoría dependen de las participaciones estatales, su recaudación es del 5%, obviamente como que se ven más presionados a apoyar, a tener que dar”, detalla.

El presidente municipal asegura que, aunque quieran combatir a estos grupos, es muy difícil tomar medidas al respecto y sólo unos cuantos municipios, los más grandes, tienen la capacidad económica para hacerlo, pues requieren de grupos de logística y alta seguridad, con tecnología de punta, lo que podría garantizar la seguridad de los alcaldes.

“Difícilmente yo podría destinar algún recurso para ello. Si acaso que me ande cuidando una patrulla de lejos, un chaleco blindado”, explica.

Dice que autoridades estatales y federales dejan solos a los alcaldes ante el crimen organizado. Ofrecen ayuda, pero en realidad son las policías municipales las que se encarguen de la seguridad pública, lo que es aprovechado por los delincuentes para operar sin riesgos importantes.

NO ES TEMA DE PARTIDOS

El acecho a los presidentes municipales no es un tema de partidos, asegura un ex alcalde mexiquense, y “se marca en los municipios más débiles, más pequeños y más lejanos”.

– ¿A ti se te acercaron?

– Sí, por supuesto, pedían 500 mil pesos semanales. No los di, está cañón. De mis participaciones. Era la cuota, te hablan por teléfono y 500 mil. ¿De dónde saco eso? y me enumeraron mi participaciones, compras, Subsemun, Fortamun, todo lo que recibía y que hasta me sobraba (decían).

Detalla: “Los grupos delictivos se meten a internet y con lo de transparencia piden inclusive cuánto es de las partidas presupuestales y les llegan a pedir porcentajes de sus participaciones, 10%, 15%. Los rentean a los ayuntamientos. Si no, van por la ejecución, los levantones a las autoridades municipales”, afirma el ex alcalde.

Explica: “Mucha gente piensa que sólo es droga. Es como una empresa, tienen varios productos. En un grupo delictivo hay un sector que maneja la distribución de droga, no es mariguana, pastillas, anfetaminas, toda una variedad. Hay otro grupo que se dedica a la extorsión o el famoso derecho de piso, que es ir a cobrar renta a cada comercio, empresario, incluyendo al gobierno. Hay otro que se dedica al secuestro, hay otro grupo dentro de esta organización que se dedica al robo de auto. Hay otro que se dedica al robo”.

Dice que los municipios ubicados al sur del estado de México son los más vulnerables y en cambio los municipios metropolitanos tienen más capacidad para enfrentar a los grupos criminales.

“La diferencia es que nosotros sí teníamos un grupo de policías y un grupo táctico para enfrentarlos. Nosotros sí teníamos las herramientas. Municipios metropolitanos sí, con una fuerza policiaca corpulenta, bien capacitada, puede enfrentar a 30 mugrosos. Un municipio chico debe pedir ayuda, nada más. Para ello hay que firmar el Mando Único. La resistencia a no firmar el Mando Único son las consecuencias”, menciona.

Añade: “Al grupo no le importa si pertenecen al PRI, PRD, Morena, PAN, les vale un cacahuate, ellos van por lo suyo, como ellos dirían”.

Menciona que los grupos criminales incluso desafían a los policías municipales y pasan enfrente de ellos, con sus armas.

“Pasa una camioneta frente a una patrullita con dos elementos, los encañonan, los bajan y les leen la cartilla. Lo que ocurre en todos lados y se doblan. Un policía con una pistolita, un revólver viejo que nunca dispara, ¿cómo se le va a poner al tiro a un comando fuertemente armado?”, dice.

Agrega que el crimen “se te topan, se te cruzan y te mandan un mensaje. A mí se me emparejaron y te mandan un mensaje o te hacen una llamada por teléfono”.

Destaca que cuando un grupo delictivo opera en un municipio existe relativa tranquilidad, pero cuando son varios grupos disputan violentamente la plaza.

Resalta la colaboración de militares en labores de vigilancia en municipios mexiquenses, aunque en la realidad les faltan recursos para cumplir adecuadamente con su función.

Reconoce: “Es ilegal pactar con ellos (los criminales). Se supone que eso pasa, pero te sometes entonces a ser un alcalde del narco”.

Reitera: “Ser alcalde es una actividad de alto riesgo”.

 

 

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