“¡Qué difícil es vivir tan fríos. Ya mi corazón se ha partido en dos. Yo ya no puedo más!”, es la letra de una de las canciones de rock urbano con la que Jorge despidió a Paola y a Dilan, las últimas dos víctimas mortales del Cerro del Chiquihuite.

Cerca de las 10 de la mañana, entre aplausos y porras fueron despedidos los cuerpos de Paola y Dilan, para que el cortejo partiera rumbo a su última morada.

El recorrido duró aproximadamente 15 minutos desde la casa donde fueron velados, hasta el Panteón Municipal Lázaro Cárdenas, en el cual recorrieron varias pendientes prolongadas.

Los dos ataúdes fueron colocados frente a la fosa, donde se realizó una oración por su eterno descanso y después se entonaron las canciones favoritas de Paola.

El ataúd de madera que resguardaba los restos de la joven madre, fue el primero en bajar al fondo de la fosa, Jorge, su esposo, no paró de llorar.

“Pero ya no puedo más .Háblame claro y vamos a volar. Si tu ya no me quieres ara que me haces soñar”…

Después, ingresaron el ataúd blanco del pequeño Dilan, antes de que la tierra cayera sobre este, Jorge le puso una pelota, dulces y galletas: “para que juegues con tu hermanita”, dijo el joven padre.

La tierra comenzó a caer en la fosa hasta cubrirla por completo, posteriormente fue cubierta con flores de colores.

La música comenzó a sonar nuevamente y Jorge se tumbó en la tierra mientras entonaba las canciones que en algún momento coreó junto a Paola.

“Pronto nos vamos a encontrar otra vez y nos volveremos a abrazar los cuatro”, dijo a la tumba que se encuentra a unos metros de la de Mía, quien fue sepultada el pasado 16 de septiembre.