TLALMANALCO, Méx.- 2 DE NOVIEMBRE DE 2018.- Aún en la actualidad hay comunidades en todo el país que luchan por no perder las tradiciones ancestrales en el Día de Muertos, y el caso de la comunidad de San Antonio Tlaltecahuacàn, perteneciente a este municipio, no es la excepción, con la entrega de cera a las ofrendas nuevas.

La tradición inició hace siglos; cuando una persona fallecía en el año en curso, el primero de noviembre Día de los Fieles Difuntos se les colocaba su primera ofrenda para recordarlos.

Para esta primera ofrenda, familiares amigos y vecinos de la comunidad se dan cita en el que fuera su domicilio para hacerle entrega de una cera a sus familiares para que estos la prendan como símbolo de la luz que toda alma debe tener en su recorrido por este mundo.

Ceras de todos tipos, tamaños y colores son entregadas a los familiares que las colocan en una tina llena de arena frente a la ofrenda nueva donde es colocado todo aquello que le gustaba a la persona fallecida, como comida, bebida, juguetes, dulces o algo representativo a los que se dedicaba.

De igual forma, la cera se traslada al sepulcro donde fue enterrada la persona y es quemada haciendo de esto una fiesta en el panteón ya que ahí mismo también les ofrecen a las personas que acompañan tamales, café o lo que la familia haya preparado para compartir.

“Es una tradición de muchos años que nos enseñaron nuestros abuelos y que es bien bonita porque compartes el pan y la sal con amigos, familiares y vecinos que se nos adelantaron, si son 15 muertitos en todo el año, los quince muertitos hay que visitar” señaló la señora  Cristina, vecina de la comunidad de San Antonio Tlaltecahuacán, un lugar que se resiste a perder sus tradiciones.