ECATEPEC, Méx.- MarÍa Fernanda estudiaba en la Universidad de Ecatepec, salió a pasar el fin de semana con su papá en la CDMX cuando fue asesinada por un sujeto que ya está detenido, pero ha transcurrido un año sin recibir sentencia y temen QUE quede libre.

Claudia dio a conocer que está separada del padre de sus hijos, por lo que María Fernanda Cervantes Fernández, de 17 años, cada fin de semana salía de su domicilio en la colonia Guadalupe Victoria, e iba a visitar a su papá cómo sucedió el 24 de agosto de 2018, hasta su vivienda en la comunidad del Risco CTM, de la Ciudad de México.

Fue el último día que vio a su hija quien estudiaba el tercer semestre de la licenciatura de Criminología en la Universidad de Ecatepec.

Fue el 25 de agosto que María Fernanda pidió permiso a su padre para salir a la tienda y ya no regresó a su hogar.

Esto porque María Fernanda, la menor de edad, fue violada y golpeada hasta morir y cuyo cuerpo apareció las primeras horas del 26 de agosto, desnudo, a unos doscientos metros de la casa de su padre.

Por investigaciones, dijo su madre, supieron que había sido invitada por un vecino a una reunión, quien después de unas horas de convivencia la acompañó a su casa y fue cuando la asesinó.

Esto porque el hombre que era una persona agresiva, tras cometer su crimen, regresó a la casa de la fiesta nervioso, porque había olvidado su celular y algunos testigos descubrieron que llevaba entre sus vestimentas el teléfono móvil de María Fernanda, quien al ser cuestionado por eso, solo argumento que la menor le había dejado su celular y se había hechando a correr.

Por estos hechos el sujeto de nombre Mario «N», fue detenido dos meses después el 11 de Octubre del 2018, mismo que tenía en su poder el teléfono celular de Fernanda.

Su madre, preciso que fue la pareja del detenido, quien dijo que ese día había llegado a su casa ensangrentado y con el móvil de la víctima, los cuales fueron entregados alas autoridades.

Sin embargo, como la ropa ya había sido lavada, las autoridades no lograron ya encontrar huellas o rastros de sangre, pero su madre reconoció el teléfono de su hija.

Con en dolor se su alma y el martirio que vive por la muerte de su hija, refirió que ha transcurrido un año del artero crImen de su pequeña y apenas hace unos días comenzaron con los juicios orales, pero teme que por tantas trabas en el proceso el sujeto que ahora dice ser inocente quede libre.

Por ello, desesperada, hoy clama justicia para que el feminicidio de su hija a la que le truncaron sus sueños no quede impune.