ZINACANTEPEC, Méx.- 30 SEPTIEMBRE 2017.-En un pequeño altar, los padres de Adriana guardan los recuerdos de su hija, la mayor de tres, quien fue asesinada por el hombre con quien tenía una relación sentimental y soñaba cumplir el sueño de casarse.

María Rosa y Jesús vieron más de 15 veces en los juzgados al individuo que le arrebató a su «Huesito», como le decían, la estranguló y golpeó hasta desfigurarle el rostro, luego la abandonó al tratar de cubrir su cuerpo con piedras.

José Juan fue sentenciado a 70 años de prisión por el delito de feminicidio, ayer, dieciséis meses después de haberle destrozado el cuello y tirarla junto a una nopalera en la zona arqueológica del cerro del Toloche, en Toluca.

Una veladora encendida acompaña la imagen de la mujer de 34 años de edad, en la sala de la casa, la violencia contra las mujeres que se vive en el estado de México dejó a cinco hijos sin su madre y sustento.

Adriana era madre soltera desde hace casi nueve años, su ex esposo no se hizo cargo de los niños, por lo que trabajó en varios lugares, además de vender productos con la idea de que no le faltará nada en su hogar.

«Ella era muy alegre, trabajaba para sacar adelante a sus hijos, el último día que la vi con vida me dijo que iría a recoger unos papeles a su empleo y después iría a ir a ver a José», narró la mamá de Adriana.

Los padres recuerdan que la relación se tornó complicada cuando empezó a ser muy posesivo con Adriana a quien le pedía que le dijera siempre con quien estaba, incluso en su casa, después supieron que la golpeaba.

Pidieron que no tuviera más contacto con él, se enteraron que era casado, aunque después la buscó y volvieron a salir, se conocieron en un empleo donde ella era guardia de seguridad de una empresa privada.

Para lograr que volvieran, la ilusionó con empezar una vida juntos y casarse para formar una familia, sin embargo, el 16 de mayo de 2016 fue encontrada sin vida por unos niños, cerca de la casa de José Juan.

La familia la encontró hasta el otro día en el Semefo, por una noticia en la televisión, luego de perder contacto con su hija, por lo que empezaron a buscarla entre sus conocidos y compañeros de trabajo, sin éxito.

Las investigaciones de las autoridades pudieron dar con el principal sospechoso que hasta este viernes negó en la última audiencia ser el responsable del crimen a pesar de todas las pruebas que lo incriminan.

En las sábanas de llamadas telefónicas se pudo establecer la violencia a la que era objeto antes de ser asesinada, mismas que advertían de la conducta criminal del hombre que ahora pasará siete décadas en prisión.

«Afortunadamente la sentencia salió a nuestro favor, estoy tranquilo porque la muerte de mi hija no quedará impune aunque la vida de ella nadie nos la va a regresar, ayer lo sentenciaron», precisó su padre.

Jesús, dueño de un negocio de cristales donde su hija solía ayudarlo cuando tenía tiempo, se dice tranquilo por el castigo que tendrá el responsable de quitarle a una de sus tres hijas, incluso no guarda rencor.

Sin embargo, su vida le cambió, tuvo que vender un carro para solventar los gastos del sepelio y audiencias del proceso, en el comedor recuerda que acostumbraba a escuchar música, ahora se abstiene por los recuerdos.

Los restos de Adriana descansan en el panteón del poblado de San Francisco Cuauhtenco, en Almoloya de Juárez, a unos diez minutos de su casa, a pie, por lo que seguido van a visitarla junto con sus hijos.