SAN MATEO ATENCO, Méx.-4 SEPTIEMBRE 2018.- Se acerca la cuarta noche luego de la inundación que ha dejado a más de mil 200 viviendas anegadas, Juana tiene su casa inhabitable, en los cuartos del primer nivel la pestilencia es insoportable y el agua se niega a bajar.

Su familia pide ayuda y la desesperación crece con el paso de las horas, unos tabiques sirven para no hundirse al igual que sus muebles, gran parte de su patrimonio se perdió la mañana del sábado, el número de gente que se observa en la calle es tal que complica la circulación.

Viven en el barrio de San Nicolás, su domicilio se ubica a medio kilómetro del sitio donde ocurrió la ruptura del río Lerma, misma distancia del centro del municipio, las aguas negras irritan los ojos y nariz a pesar del cubre bocas, la zona se ha convertido en foco de infección.

A pesar del problema de salud que representa se niega a abandonar su casa, es más grande el miedo a la rapiña y perder lo que aún queda, desde el puente que cruza el afluente más contaminado de México se puede ver la magnitud de la afectación que causo el desbordamiento.

“Como fue en la madrugada no nos dio tiempo de sacar algunas cosas, estábamos dormidos cuando empezó a inundarse, el olor es insoportable ya que el río está contaminado, es un riesgo pero ni modo de irme de mi casa”, platica mientras observa como las personas sacan sus cosas.

La ayuda y equipo de limpieza llegaron pero no han sido suficientes, autoridades han dado cajas de despensas, par de botas y comidas, aunque vecinos se quejan por la lentitud de los trabajos, otros por no recibir apoyos todavía, las clases han sido suspendidas hasta nuevo aviso.

Personal de la Secretaria de la Defensa Nacional, policías estatales y municipales han sido desplazados a los barrios de San Juan, San Lucas, Santiago, San Pedro y Guadalupe para realizar trabajos, sin embargo, para la gente faltan manos como acciones para salir de la contingencia.

El trabajo de los habitantes continua, jornaleros de una finca ha tenido que sacar a los venados, jabalíes y conejos que siguen con vida, algunos no recuerdan una afectación del tamaño que enfrenta el municipio que tradicionalmente enfrenta problemas en temporada de lluvias.

Las canoas se han convertidos en los vehículos que se observan en las calles asentadas en la partes más baja que siguen cubiertas de agua, mientras las personas tratan de sacar las cosas que pueden.

Las nubes encienden las alarmas ante la posibilidad que siga lloviendo, Luis advierte ahora la prioridad debe ser no enfermarse, mientras personal de salud de la entidad vacuna a niños, adultos y mujeres.

No sabe que pasará en los próximos días ni donde seguirá durmiendo en tanto pasa el temporal que ha dejado a más de 5 mil damnificados, el censo sigue pero lo que piden es alimentos no perecederos como agua y productos de higiene.

«No me había tocado ver algo similar, es mucha la gente afectada que han perdido sus cosas, ropa y aparatos, esperemos que no siga lloviendo, sino se pondrá peor», dice el hombre de 50 años de edad.