Eran las 11:37 de la noche. A unos minutos de terminar actividades, en los vagones del Metro aun viajaban decenas de usuarios.

El tren había llegado a la estación terminal de Observatorio, parecía que el viaje había terminado como cualquier otro día de rutina.

De pronto el convoy empezó a avanzar, pero de regreso, en sentido contrario.

Los pasajeros se miraban incrédulos mientras el tren iba adquiriendo más y más velocidad.

Fue un minuto de viaje entre Observatorio y Tacubaya, donde el ‘gusano naranja’ detuvo su loca carrera al estrellarse con el carro que venía atrás.

El impacto fue brutal, un convoy se incrustó en el otro y decenas de cuerpos quedaron regados entre bancas y pasillos.

Al final se contabilizaron 41 heridos y un hombre muerto.