ECATEPEC, Méx.- Una mujer de la tercera edad fue auxiliada por vecinos cuando era atacada por cuatro perros que le causaron varias lesiones, cuyos propietarios la han humillado y se han negado a que los animales sean valorados por personal del antirrábico que ya tampoco le quieren brindar apoyo, hechos ocurridos en la colonia Luis Donaldo Colosio.

Fue el pasado 30 de abril, cerca de las 18:00 horas, cuando  María Luisa Ríos González, de 63 años de edad, caminaba por la avenida Diana Laura, y al llegar a la esquina de la calle Durazno, cuatro perros tipo criollos se le lanzaron tirándola al suelo.

Doña María recordó que dos de los caninos comenzaron a morderla y fue cuando comenzó a gritar que la ayudaran, a pesar que el hermano de la dueña de los animales se encontraba dentro de su negocio.

Dijo que fueron unos automovilistas que vieron cómo era mordida por los perros quienes se bajaron para auxiliarla y ahuyentar a los canes, que de inmediato se metieron al domicilio de su dueña.

Explicó que varios vecinos se acercaron molestos al escuchar que el propietario de la papelería, de manera grosera, solo dijo a la víctima, que presentaba mordedura en brazo, pierna y cabeza, que se levantara porque solo la llevaría a su casa, como si nada hubiera pasado.

Por ello solicitaron una patrulla para que se presentara a brindar apoyo ante la omisión del comerciante de nombre Pablo.

Policías estatales arribaron a la zona donde el hermano de la dueña ordenaba a la mujer mayor  a que se  levantara para acompañarla a su domicilio.

Con un fuerte dolor de cabeza, doña María se negó y dijo que esperaría a su esposo para que la llevara al doctor, por las pulsaciones que sentía en las partes del cuerpo donde los perros clavaron sus colmillos.

Obligado por los oficiales, el sujeto de mala manera llevó a una clínica de la zona a María, donde solo le dieron unos medicamentos para calmar el dolor y una mínima parte de los gastos fueron cubiertos por el propietario de los animales.

Como las molestias continuaron, tuvo que ser llevada por su esposo a otra clínica ubicada en San Cristóbal centro.

Ante esta situación donde afortunadamente fue auxiliada a tiempo y los perros no lograron causarle más daños, María, quien sólo se dedica al hogar, preocupada por saber si los caninos cuentan con las vacunas contra la rabia, se presentó al antirrábico solicitando ayuda para la valoración de los animales.

En ese centro de atención fue atendida por una empleada de nombre Beatriz, quien le  dio un citatorio con un membrete de la administración pasada, para que ella misma  de manera personal entregara a los dueños de los perros.

Realizando una función que no le compete, uno de sus vecinos le pidieron a elementos estatales apoyo para que la acompañarán a entregar el documento girado a nombre de Pablo González, uno de los dueños de los perros.

Sin embargo, la hermana y también dueña de los perros, de forma grosera la insultó y se negó a firmar el documento que no quiso recibir, y agrediendo verbalmente a los uniformados, advirtió también que no dejaría que sus mascotas fueran valoradas, por lo que se retiraron del lugar.

María, quien hasta la fecha presenta molestias en las partes del cuerpo de las mordeduras, ha tenido que seguir atendiéndose y comprando medicamentos para poder aliviarse por completo, mientras los propietarios de los perros solo se burlan de ella cuando la ven.

Fue así que regresó al lugar para decir que no habían recibido el citatorio y le enviaron una camioneta de la perrera al domicilio en donde no les abrieron y se retiraron del lugar.

Por segunda ocasión regresó al antirrábico donde fue recibida por la secretaria de manera grosera le dijo «¿a qué viene? Si yo le dije que ya no viniera, que ya no la vamos ayudar, que ya no podemos hacer nada por usted, así que ¿a qué vino?», y mejor se retiró.

Refirió que nunca había atravesado por esa situación, por lo que desconocía que tenía que iniciar una denuncia para que trabajadores del antirrábico  puedan actuar  por los daños que sufrió por el ataque de los perros.

Finalmente, reiteró que tal vez por ser una persona mayor, solo ha recibido malos tratos y siente impotencia y temor de que los animales, recalcó, no cuenten con las vacunas y su estado de salud este en peligro,  por eso seguirá exigiendo   que sean valorados.