TOLUCA, Méx.- 7 DE JULIO DE 2017.- El hombre que vivía en la parroquia de San Isidro Labrador se encuentra sujeto a investigación al ser el principal sospechoso de la muerte del sacerdote Luis López Villa, quien fue encontrado degollado, vendado de ojos y maniatado.

Además, la línea de investigación más sólida sobre el homicidio es el robo de las limosnas que el párroco guardaba en la habitación de descanso que anteriormente ya habían hurtado en varias ocasiones en Los Reyes La Paz, informó el Vicefiscal General Germán García Beltrán.

El funcionario estatal detalló que después de recoger las entrevistas, el hombre que ayudaba a realizar tareas y mandados cayó en una serie de contradicciones, incluso se le encontró una llave que daba acceso a la casa del cura, cuando en primer momento negó esa versión en su declaración.

“Ahorita lo tenemos sujeto a investigación –inquilino- se van a hacer pruebas periciales en materia de ADN y dalpiscopía para verificar si esta línea de investigación es quizás la más fuerte es la correcta, hasta ahorita es el principal sospechoso que tenemos”, sostuvo este viernes.

El individuo llevaba poco más de un año de inquilino en la parroquia y recibía un pago por las actividades que realizaba, estaba acompañado de su pareja y un menor, en un cuarto adjunto, asimismo fue quien reportó los hechos a la secretaria minutos después de las 22:00 horas del miércoles.

Según su testimonio, esa noche observó que la luz de la habitación se encontraba encendida y con la puerta abierta, situación que se le hizo rara al momento de salir a comprar un refresco, sin embargo, autoridades encontraron inconsistencias por lo que se encuentra en investigación.

Se sabe que anteriormente el cura había sufrido robo de las dádivas que los fieles le daban, por lo que al sospechar de alguien cercano ya que no existía violencia en las chapas de la entrada, instaló un dispositivo de seguridad de vigilancia semanas previas a ser ultimado de forma violenta.

Los vecinos de la colonia Ejidal El Pino externaron su solidaridad ante los hechos y se reunieron en el atrio de la iglesia para darle el último adiós y exigir justicia al gobierno sobre la muerte del sacerdote de 73 años.