CHALCO, Méx.- 18 DE MARZO DE 2016.- Julio Escamilla y Rafael Hernández, tejedores de ramos de palma, y quienes ofrecen sus ramos para ser bendecidos a las afueras de la iglesia de Santiago Apóstol, sufren debido a que apenas les alcanza para comer y pagar un cuarto de alquiler en las orillas del municipio.
Los hombres originarios de Ozumba y Cuautla, se encuentran presentes a las afueras de la casa religiosa del centro, vendiendo sus productos entre los 15 y los 50 pesos; ellos alquilan un hogar temporal por $700 pesos, por tres días de hospedaje.
La familia Escamilla, de la cual viene al frente don Julio, venden sus productos artesanales en las calles del municipio; asimismo, afirman que llevan más de 60 años trabajando la palma, de donde obtienen material para elaborar diversos productos.
Rafael Hernández, oriundo y residente de Cuautla, llegó la mañana del viernes acompañado de su esposa Margarita, su hijo Francisco y sus dos nietos Alejandra y Daniel, quienes a sus 8 y 13 años, ya conocen el trabajo del tejido de la palma y quienes ya elaboran muchos de los productos que se venden en esta temporada.
A la familia de don Rafael no le importa que pasen incomodidades y que no coman como en casa; a ellos les satisface cuando la gente les compra sus productos con la finalidad de ser bendecidos.
Por esto, los dos nietos han aprendido de su padre y de sus abuelos, que lo importante en estos días es brindar algo de buena fe a la gente, que como ellos, celebran su fe en la religión católica.
“Mi papá y mis abuelos nos han enseñado la bondad del trabajo, y si nosotros damos bondad al hacerlo y la ofrecemos a quienes nos compran, recibiremos lo mismo a cambio” mencionó Alejandra.
Daniel, quien con sus 8 años, dice que prefiere acompañar a sus abuelos para ayudarles a tejer en estos días los ramos que les han enseñado a hacer, que andar jugando en la calle, dice que después de llegar de la escuela y hacer su tarea, le gusta estar con don Rafael, quien le enseña muchas cosas.
Además, mencionó que de grande quiere ser doctor, para seguir ayudando a vender a sus abuelos y a su papá.
Las dos familias estarán de visita hasta la tarde del domingo, fecha que para ellos es la más significativa, no por la venta, sino porque es el momento en que pueden comulgar con las familias que asisten a llevar sus ramos, y eso para ellos es más que una actividad económica.