En un período que va de mayo a este mes de noviembre, han sido acribillados por sujetos armados, en diferentes colonias de este municipio, cinco policías municipales, tres estatales, dos uniformados del CUSAEM y un guardia de barrio, este último realizaba recorridos de vigilancia, sin portar arma, además de no contar con ninguna prestación, ni salario.
Como se recordará, Esteban López Lugo, quien fuera elemento de la corporación del CUSAEM, falleció el pasado 4 de mayo al llegar al Hospital General José María Rodríguez, después de enfrentarse a balazos con ladrones que entraron a robar a la tienda Elektra ubicada San Agustín, avenida Lourdes, esquina con calle Sur 46, donde los ladrones solo huyeron en una motoneta y abandonaron otra en ese lugar.
Fue la tarde del 22 de mayo, que Carmelo Tolentino Asís, de 38 años de edad, quien trabajaba para el Cuerpo de Seguridad Auxiliar y Urbana del Estado de México, que custodiaba una camioneta color blanco con placas de circulación, 93-59-CL, que transportaba productos Yakult, en la calle Boludos, casi esquina con Cureña, en la colonia Jardines de Morelos, murió recibir impactos de bala en rostro y tórax, durante un enfrentamiento con bandidos que intentaban robarlos.
La madrugada del 30 de mayo, cinco elementos de la Dirección de Seguridad Ciudadana y Vial fueron acribillados después de ser golpeados por un comando armado que viajaban en dos camionetas en Avenida de Chopos, esquina con Álamos, en la colonia Ejidos de San Cristóbal.
Los cuerpos de los uniformados Moisés Zaragoza Hernández, Enrique Viguetas Estrada, ambos de 49 años de edad, y Martín Bautista González, de 24, fallecieron en el lugar donde los asesinos los rafaguearon después de obligarlos a bajar de las unidades marcadas con los números, 22-211 y 24-702, quienes fueron hincados para recibir el tiro de gracia.
Mientras, Jacobo Reyes Delgado, así como Jesús Pastrana López, de 37 y 24 años, perdieron la vida al ingresar al hospital del ISSEMYM, ubicado en avenida Revolución, asesinatos que causaron indignación entre sus compañeros y la ciudadanía. Durante el homenaje que se les ofreció al día siguiente en la explanada municipal, la madre de uno los occisos encaró al alcalde Indalecio Ríos, a quien reclamó no apoyar a quienes trabajan para él, al mandarlos a laborar sin chalecos y sin armas.
José Miramontes Serrano, policía estatal activo, quien laboraba dentro del cuarto agrupamiento de Xalostoc, fue ejecutado frente a su esposa, al interior de su casa, en la calle Encino, en la colonia Potrero del Rey, donde unos individuos saquearon su casa la madrugada del 20 de junio.
Cabe mencionar que el 10 de agosto, cerca de las 16:30 horas, Adán Olarte y Jaime Dorantes, conocido como «El Panda», de 29 y 33 años de edad respectivamente, ambos policías de la CES del Quinto Agrupamiento, fueron acribillados a tiros por cuatro sujetos, cuando llegaban a comer a una carnicería con razón social «La Providencia», ubicada en Avenida México, esquina con calle Bulgaria, de la colonia Jardines de Cerro Gordo, y los agresores, tras despojarlos de sus armas, huyeron abordo de un auto tipo Chevy color gris, sin lograr ser detenidos.
Dos días después de los crímenes, durante sus sepelios, solo fueron homenajeados por familiares y sus compañeros, uno de ellos de nombre Adán, fue sepultado en el panteón municipal de San Efrén, ubicado en la colonia El Capulín, y el occiso a quien conocían como El Panda, en San Martín de las Pirámides.
Finalmente, el pasado jueves 23 de noviembre, cerca de las ocho de la noche, asesinos armados a bordo de una motoneta detonaron sus armas contra quien se desempeñara como policía de barrio, Bonifacio Felipe Nicolás, de 47 años de edad, que realizaba recorridos de vigilancia en la avenida Altavilla, en la colonia del mismo nombre, esquina con calle Ecatepec, y quien murió en el lugar, mientras su compañero quien solo quedó herido aun se encuentra hospitalizado recuperándose.
Bonifacio, quien solo recibía unas monedas a cambio de realizar la labor de velador, no contada con seguridad social e inclusive con ninguna prestación, fue velado en su casa ubicado en la colonia San Miguel Xalostoc, y fue llevado a un pueblo de Veracruz de donde era nativo, para su sepelio el día de ayer.
Con los asesinatos de estos 11 elementos, a quienes malhechores les arrebataron la vida, dejaron esposas, hijos y padres que lloran sus partidas y aún claman justicia, porque hasta la fecha las autoridades que se comprometieron a dar con los responsables de estos arteros crímenes, pero no han cumplido.