ECATEPEC, Méx.- 10 DE OCTUBRE DEL 2018.- Lágrimas y un gran martirio vivió doña María Eugenia al  saber que habían encontrados restos humanos, de los que no han confirmado si algunos de ellos pertenecen a Nancy Noemí Huitrón, que desapareció el  6 de septiembre con su pequeña de dos meses, la cual fue recuperada después de ser  vendida por los feminicidas  a los  que  siempre acusó que tenían  a su hija y  que ahora pretenden hacerse pasar por locos.

Acompañada de la madre de Arlet, relató que se enfrentó a la apatía de personal del Ministerio Público, quienes no hicieron nada para investigar a pesar de que ella les había informado que estaba segura que los hoy detenidos, acusados de asesinar a mujeres, Juan Carlos y su pareja, a la que conocían como Martha, tenían a su hija.

«La licenciada del MP de San Agustín, de nombre Evelyn, siempre se burló de mí cuando le decía que  ellos tienen a mi hija, y solo decía que ella me llamaría cuando tuvieran algo, pero jamás recibí una llamada de ella, a la que le dije que estaba segura que esa pareja la tenían, porque tenían amistad con mi hija y  que en varias ocasiones le habían vendido pantalones de mezclilla», explicó María Eugenia.

Aseguró, que el  asesino no está loco, que solo actúa porque planearon todo, y como eran conocidos de su hija, solo esperaron a que diera a luz para quitarle la bebé.

«Al principio pensé que le habían quitado a la niña y que a mi hija la iba encontrar en algún otro lugar, pero todo lo planearon con inteligencia  y vendieron a mi nieta Valentina, ahora quieren hacerse los locos después de causar tanto daño», indicó.

María Eugenia reiteró que ella solo conocía a los feminicidas de vista y nunca cruzó palabras con ellos,  porque nunca le cayeron  bien, y desde que Nancy desapareció, nunca dudó que ellos la tenían, pero en el Centro de Justicia  solo la ignoraron y no se molestaron en investigar.

Recordó que fueron días de desesperación por saber qué le había pasado a su hija, y la impotencia que sentía  al ver que las autoridades de este municipio no le brindaban ayuda.

Relató que fue gracias a las investigaciones que hizo su hija, quien estuvo tocando puertas,para que se realizaran averiguaciones y dar con los responsables.

Señaló que tuvieron que brindarle protección debido a que Patricia, a quien ella siempre conoció con el nombre de Martha, le llamó varias ocasiones por teléfono para citarla, sin embargo, nunca acudió porque presentía que  el tipo quería hacerle daño para callarla.

Fue así dijo que la Subprocuradora para la Atención del Delito Vinculados a la Violencia de Género, junto con el comandante de investigación, a quien solo conocen con el apellido de Rueda, actuaron y lograron detener a Juan Carlos y a su esposa, quienes fingieron ser amigos de su hija, pero teme no actuaron solos en los crímenes.

Además dijo que lograron ubicar y asegurar  a la mujer y un hombre, a quienes los feminicidas les habían vendido en 15 mil pesos a su nieta Valentina, pareja que también se encuentra presa en el penal de Chiconautla.

«Que ya se callen de tanto amarillismo que están haciendo y también que aquí los MP no se quieran colgar investigaciones que no hicieron, porque  aquí no hicieron nada, nunca nos hicieron caso, por estoy agradecida con Carmen Zamora y con la maestra Dilcya, así como con todo su equipo de trabajo por ayudarme a recuperar a mi nieta y por las investigaciones para detener a los que ahora pretenden hacerse pasar por locos», comentó.

Doña María hoy exige justicia y pide enviar a los criminales que asesinaban mujeres a otro penal para presos de alta peligrosidad, porque dicen que solo se hacen pasar por locos y actúan para  quedar libres después de destruyeron su vida y que causaron tanto  luto en la colonia, donde los residentes están indignados por los  terribles acontecimientos.

Finalmente, con el dolor que marca su rostro,  junto con la mamá de Evelyn y de Arlet, que sufren desde la desaparición de sus hijas, esperan los  resultados de la genética de los restos humanos que han sido encontrados  y que han confirmado de quiénes son.