Alfredo Hernández Seferino, oriundo del estado de Puebla, pero radicando en la comunidad de San Antonio Zoyatzingo, en Amecameca, es la segunda generación de talladores de piedra de su familia quien exhibe y vende sus obras de arte sobre la carretera federal México-Cuautla.

Desde corta edad, el padre de Alfredo lo llevaba consigo a las canteras donde iban a buscar las piedras que necesitaría para fabricar sus molcajetes y metates, sin embargo, la economía familiar no estaba muy bien por lo que tuvieron que emigrar a la Ciudad de México.

Ahí fue donde el padre de Alfredo aprendió el oficio de la talla en piedra para poder fabricar no solamente los molcajetes y metates, sino cualquier tipo de escultura que se le viniera a la mente.

De ahí es donde nació el gusto por la talla de madera el cual fue perfeccionando poco a poco con la fabricación de fuentes, columnas, animales, imágenes religiosas, entre otras cosas.

La muerte de su padre hizo que Alfredo quedara como el encargado del negocio que tenían instalado a un costado de la carretera federal México-Cuautla, en la comunidad de San Antonio Zoyatzingo, donde ahora viven y trabajan.

Trabajos desde los más pequeños que son molcajetes de 2 pulgadas, hasta caballos de dos metros y medio de alto, así como fachadas de casa y todo tipo de escultura que se puedan imaginar, puede ser construida con las manos de Alfredo que con su esfuerzo y dedicación ha sacado adelante a su familia.

“Este producto es caro pero es original, artesanal y hecho por mexicanos, no que luego vienen clientes y me dicen que en el Walmart hay molcajetes más baratos, pero son chinos, esos no sirven, no hay como lo artesanal y mexicano”, señaló Alfredo, quien invita a consumir el producto nacional para no solo reactivar la economía local, sino que son en muchas ocasiones de mejor calidad.