TLALMANALCO, Méx.- 15 DE JUNIO DE 2017.- El señor Juan Linares Saldaña, vecino de la delegación de San Antonio Tlaltecahuacán, conserva una tradición desde hace más de 50 años con el baile de las Mojigangas o mejor conocidas como Marotas, el cual lucha por conservar ya que la tradición se ha ido desvirtuando.
Vecino de la calle De la Rosa, Juan Linares, a sus 84 años de edad, lucha por conservar la tradición de las Mojigangas ya que está a punto de desaparecer y perderse entre la modernidad de la sociedad.
Desde muy temprana edad, el señor Juan Linares fue contagiado por esta tradición gracias a su padre y abuelo que bailaban en la festividad de la delegación de San Antonio Tlaltecahuacan, de ahí aprendió la historia y la tradición como debe de ser.
“Resulta que con nuestros antepasados no existía una iglesia, sino una pirámide donde adoraban al dios Tláloc y al dios del maíz, existía una franja de aproximadamente tres kilómetros de ancho por 20 de largo, en la cual no llovía, por eso es que los antepasados bailaban alrededor de la pirámide para invocar la lluvia, tocando el teponaztle con la chirimia”, señaló el señor Juan al preguntarle el origen de la tradición.
La Mojiganga, como es el verdadero nombre de las Marotas, es una tradición donde los hombres se visten de mujer junto con la Maringuilla, quien era quien llevaba la cebada para regarla y creciera.
Esta costumbre la sigue conservando don Juan al vestirse de mujer o de Maringuilla, en las festividades en honor al santo patrono San Antonio de Padua, en este 13 de junio, lanzando avena a la multitud, como lo hacían los antepasados.
“Ya estoy viejo, pero el próximo año me toca ser mayordomo y voy a tratar de regresar a las tradiciones ya que ahora se visten como payasos y no como nuestras tradiciones lo dictan”, señaló el señor Juan.