TOLUCA, Méx.- 7 DE DICIEMBRE DE 2016.- “Voy a la escuela en la tarde, me vengo por las mañanas a vender dulces, a veces hago las tareas aquí mientras llega algún cliente”, indicó José, un estudiante de nivel secundaria que oferta sus productos afuera de una conocida mercería.
El adolescente de 16 años, originario de la capital mexiquense, instala su pequeño puesto de golosinas justo en la entrada del negocio ubicado en la planta baja del Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social, sobre la avenida Morelos y Melchor Ocampo, en la colonia La Merced.
Con el uniforme de la escuela ‘Tierra y Libertad’, ubicada a unas ocho cuadras del lugar de trabajo, relató que de lunes a viernes llega para obtener unas monedas con las ventas de chocolates, chicles, paletas y demás productos, después camina rumbo al plantel educativo para tomar clases.
Avecindado de la zona de Colón, dijo que con el afán de ayudar a su familia vende en ese lugar al aprovechar el paso de la gente, ya que también se ubica una escuela por esa zona, junto al Conservatorio de Música de la capital mexiquense, “lo que gano es para la escuela y mi familia”, compartió.
Apresurado, mirando un cuaderno para concluir una tarea, además de que las ventas este miércoles no fueron las que esperaba, platica que se ha acostumbrado al trabajo aunque luego le gustaría hacer otras cosas pero por la falta de recursos debe apoyar con los gastos de la casa y para comer.
Aunque cursa el segundo grado, aún no sabe la profesión que desea estudiar, pero sí tiene claro que debe seguir preparándose, reconoce que algunas materias le cuestan trabajo pero trata de esforzarse para tener las mejores notas en el centro educativo ubicado en Rayón, esquina Hidalgo.
“Llego desde temprano, desde que abren aquí, los chicles son los que más se venden, luego levanto las cosas y me voy para la escuela”, indicó mientras la gente pasa sin percatarse que se trata de un jovencito que debe combinar sus estudios con el trabajo para poder salir adelante.