«Estamos sin alimentación, ni agua, lo peor tenemos armamento obsoleto, así no se puede a ver si no nos rompen nuestra M», era el lamento que un policía decía cuando estaba retenido luego de los operativos en Tlatlaya.
Por más de 24 horas, no pudieron salir de la comunidad de San Pedro Limón ubicada en la región de «tierra caliente» controlada por el crimen organizado, las manifestaciones y bloqueos se extendieron por municipios del sur de la entidad.
Las autoridades del Estado de México tuvieron que negociar la liberación de la gente que estaba sometida, tras los cateos en inmuebles del giro de la construcción, ferreterías, entre otras que habían sido clausuradas.
El Fiscal regional, tuvo que arribar vía aérea para dialogar con los habitantes, además, los sellos que ya estaban colocados fueron retirados de los negocios logrando poner a salvo al personal que ni chalecos antibalas portaban.
El despliegue denominado Liberación inició la madrugada del lunes en dos regiones del territorio mexiquense enfocados en clausurar comercios presuntamente afines a un grupo delictivo con orígenes en Michoacán.
En respuesta a la estrategia, la gente empezó a cerrar vialidades que duró más de un día, en Valle de Bravo ingresaron elementos de seguridad pública de los tres niveles para retirar y detener a los inconformes.
Con taxis y vehículos pesados las vialidades fueron tomadas, hasta el momento el gobierno estatal no ha emitido ningún tipo de pronunciamiento en torno a los hechos, ni el resultado de las acciones desplegadas.
A un grupos de uniformados, los sometieron civiles que los desarmaron al momento que intentaron llevar víveres a los compañeros que no podían salir y se les negó la venta de cualquier producto para comer como líquidos.