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CÍRCULOS DE PODER: No más Atencos, pero tampoco más Tlahuelilpan

POR: / 28 de enero de 2019

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CÍRCULOS DE PODER

Ma. Teresa Montaño

No más Atencos, pero tampoco no más Tlahuelilpan.

La terrible tragedia de Tlahuelilpan Hidalgo, con sus dolorosos saldos, ha puesto en evidencia el monumental problema en que se ha convertido la sustracción ilegal de hidrocarburos y la gran base social que lo sustenta,  no obstante el otro tema –al margen de esa discusión de que si las víctimas participaban en el saqueo por pobreza, por necesidad o por costumbre-,  es claro que uno de los focos vitales, debería colocarse en la capacidad del Estado no tanto para atender estas tragedias, cómo si para prevenirlas.

Si hay algo en lo que han coincidido analistas y algunos actores políticos, es que el casi centenar de decesos y otras decenas de lesionados, pudieron haberse evitado si tan solo se hubiera movilizado más fuerza pública o que la poca que había en el lugar, desde prácticamente cuatro horas antes de la conflagración, hubiera hecho gala del ejercicio de autoridad –incluso desbordada y extra- que les hemos conocido en otros, muchos, muchísimos casos, por ejemplo marchas, plantones y manifestaciones, a grados de contención o de plano cruda represión de expresiones.

Las explicaciones de que la cantidad de elementos del ejército que se encontraban en el lugar eran insuficientes o resultaban rebasados por completo –alrededor de 25-, respecto al número de personas congregadas en torno, no convence a nadie, ni lo deja tranquilo, pues el despliegue de fuerza suficiente y sobrepasada incluso, es algo que hemos visto en diversos momentos y nos queda claro a todos, que la capacidad de contención existe. El punto es saber si había voluntad para hacerlo.

¿Por qué entonces, no se giraron órdenes inmediatas para trasladar a más personal militar?, ¿Por qué el gobernador de Hidalgo, o el propio alcalde, no solicitó refuerzos de municipios o autoridades cercanas? Las respuestas del gobernador de Hidalgo, apoyadas por las de AMLO, tampoco son aceptables, el decir que el tema de la extracción ilegal de hidrocarburos es un asunto federal, no resuelve la cuestión de fondo, pues bien puede argumentarse que si bien el tema de los combustibles es un asunto federal, el tema de la seguridad pública –de los ciudadanos- es de orden municipal y eso incluye la preservación de sus personas y bienes.

¿Hasta qué punto es aceptable el uso de la fuerza pública, en casos donde todo mundo corre peligro y peligro mortal?, ese es el punto y queda claro que Tlahuelilpan, es un claro ejemplo de la necesidad del uso de la fuerza cuando en el fondo de lo que se trata es de preservar vidas y evitar una tragedia.

Si bien por años y más en el último sexenio peñista, nos acostumbraron a ver un uso de la fuerza excesivo, ilimitado y abusivo, a grado tal que se cometieron las más extremas  violaciones a los derechos humanos, ello no justifica la inacción, pues lo primero resulta tan mortal y recriminable como lo segundo.

No queremos más Atencos, es cierto, donde el despliegue masivo de la fuerza pública aplasto injustificadamente un pueblo completo cometiendo toda clase de tropelías, excesos y violaciones, pero tampoco queremos más Tlahuelilpan.

Queremos fuerzas públicas que operen en lo vital.

Hasta la próxima.

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