ECATEPEC, Méx.- 1 DE MAYO DE 2017.- María conoció el infierno de donde salió viva porque ‘los demonios’ pensaron que había muerto. Ella sobrevivió, pero su bebé de tres meses de gestación no lo logró.
Ahí fue violada y torturada por sujetos que la subieron a una camioneta después de taparle la boca con un trapo con cloroformo. La mujer fue interceptada a plena luz del día el pasado 22 de abril a tan solo unas calles de una tienda donde trabajaba como promotora en la colonia San Agustín Segunda Sección.
Esto ocurrió entre las 14:30 a 15:00 horas, cuando María de 34 años de edad se dirigía rumbo a la tienda Coppel de Plaza Aragón, después de haber salido de la tienda Mega Elektra, donde se desempeña como promotora de la marca de electrodomésticos, Hamilton Beach.
“Pero antes pase al Coppel Canadá que se ubica en Avenida Lourdes, para poder retirar un dinero que me habían depositado, caminé entre las calles para llegar rápido, no traía nada para llamar la atención porque inclusive el celular lo traía en una mochila y sorpresivamente, aunque no escuche ruido de un auto, alguien me llegó por la espalda, me puso un trapo en la boca para que no gritara y antes de perder el conocimiento vi como abrieron la puerta corrediza de una camioneta negra con vidrios polarizados, que solo traía asientos delanteros, el del volante dijo a su compañero, que me callara para que no fuera a gritar y me golpearon varias veces en la cabeza como con un tubo”, relató María.
Ese día María vestí pantalón y playera negra de los productos de promocionaba , así como zapatos y una mochila color rosa. Ella procuraba no arreglarse mucho para que no le faltaran al respeto en la calle, explicó que ya le había comentado a su supervisor, que veinte días antes, ya la habían seguido, pero se metió a una tienda y por eso no paso a mayores.
“Cuando desperté, ya estaba desnuda, atada de pies y manos, en un catre, en un cuarto con muy pocas luz, con las paredes obscuras y graffiteadas, y una música tipo satánica a todo volumen, y me mantenían con la boca tapada, uno de ellos me tomaba fotografías, y ya tenía algunas cortadas que me habían hecho en el rostro como con un cúter”, narró.
Indicó que en la propiedad solo había dos sujetos encapuchados pero escuchaba una tercera voz de un hombre que nunca vio.
Al recobrar el conocimiento, escuchó que murmuraban: “órale wey, ya despertó la ruca, a quien le toca a ti o a mí, además de muchas groserías, me dejaban despierta solo 10 minutos, solo para que viera como me torturaban y me violaban y me volvían a poner el trapo con la sustancia que desconozco que es y me dormían nuevamente”, reiteró.
Recordó que trató de pedir ayuda, pero con la música a alto volumen fue imposible que la escucharan y al poner resistencia le pegaban y preferían mantenerla dormida.
“Cuando comenzaban a violarme, me hacían cortadas con la navaja, y si no sangraba repetían nuevamente las cortadas y cuando lo hicieron en mi panza pensé decirle que en mi panza no, pero no podía decirle porque el trapo siempre me lo metían dentro de la boca”, revelo.
Durante una de las violaciones, dijo que sintió que de la vagina le salió mucha agua, y vio que estaba sangrando.
“Dijo uno de ellos, guacala, mira esta hija de la….. ya está sangrando, no aguanta nada la culera, y agarraron un vaso que tenía como agua, y me lo aventaron en mi parte y sentí helado y mucho ardor y me limpiaron con un trapo que tiraron a un costado donde había más prendas manchadas de sangre y zapatos de otras mujeres, que alcance a ver al voltear la cabeza, por lo que pienso ya habían hecho eso antes”, expresó María.
Platicó que durante el abuso sexual, los individuos la cortaban, la mordían le hacían chupetones y la quemaban con cigarros. Llorando y con voz cortada narró que los individuos gozaban al verla sangrar.
“Había una mesa en el cuarto con cervezas y botellas de vino y con unas latas amarrillas y negras, yo creo eran solventes además que también había varias colillas de cigarro”, manifestó.
Declaró, que uno de los violadores siempre usaba preservativos y nunca se decían por nombres solo mencionaban las palabras, “wey, puto o carnal”.
Dijo que uno de ellos es de tez blanca y tenía alrededor de la boca, que era lo único que se observaba por la capucha, varios piercing, así como anillos en todos los dedos de las manos, dos de ellos con figuras de calaveras.
Mientras el otro de complexión robusta, tez morena y alto, tenía un tatuaje en todo un brazo de una serpiente con muchos colores.
Así, pasaron horas desde que la secuestraron, hasta llegar la madrugada del día siguiente, después de tantas veces que la penetraron, la quisieron ahorcar con un lazo, “le pedí a mí Santa que traía colgada en el cuello, que no me abandonara, quiero vivir le pedía, quiero volver a ver a mis hijos». Al pensar que estaba muerta, los criminales la vistieron y la fueron a tirar en un montón de basura, cerca de las vías del tren que están a un costado del Gran Canal, a la altura de la colonia Jardines de Cerro Gordo.
“Cuando estaba tirada escuché una voz en mi mente, que decía María despierta y recobré el conocimiento y no vi a nadie, pedí ayuda a un hombre que pasaba por el lugar y no quiso auxiliarme, porque todavía no tenía las fuerzas para levantarme, además que me dejaron sin zapatos”, contó.
Comentó, que a pesar de que estaba descalza, caminó hacia el módulo de la policía estatal, que se encuentra a un costado de Servicios Administrativos de Cerro Gordo, pero se llevó una decepción al ver que la trataron como una drogadicta de la calle.
Con la mirada triste y el rostro cansado, María apuntó: “había un policía en una patrulla y me dijo allá adentro la ayudan suba arriba, y solo vi locker y me baje y le dije no hay nadie allá arriba y llegó otro poli y me dijo, usted no puede estar aquí , me sacó y me senté afuera a llorar, y luego otro oficial, llegó y le dije porque son así conmigo, yo solo quiero ayuda por favor me violaron, por favor ayúdenme, quiero que avisen a mi casa y que me lleven a un hospital no me siente nada bien, y solo así pidió una ambulancia”.
Antes dos mujeres de la corporación estatal, le indicaron que se tenía que mover de ahí, que se fuera a la clínica del IMSS de enfrente que ahí la iban atender, pero era domingo y como no había servicio y la sacaron del módulo.
“Aunque tardó la ambulancia, la esperé cerca del lugar y cuando llegó, ahora si se acercaron los policías a tomarme fotos y a decir que ellos me habían encontrado, y que a lo mejor yo era una drogadicta porque traía las manos y boca blanca, cuando eran mentiras y ni atención me brindaron y le pedí a los paramédicos, como no creían que me habían violado, que llamaran a mi casa porque no me querían trasladar y fue así, que al hablar con una de mis hijas que les notificó me estaban buscando, como me llevaron a la clínica 68 del IMSS”, subrayó.
En el nosocomio fue notificado personal del Ministerio Público, mientras le realizaban estudios y me pusieron suero porque se hallaba deshidratada y fue hasta el día lunes que los agentes y médico legista de la Fiscalía se presentaron para tomar su declaración y muestras de su cuerpo.
Aun enferma, María, madre de dos mujeres y un varón, fue dada de alta de la clínica, el martes 25 de abril por la tarde, y ahora tiene que esperar el resultado de los estudios de enfermedades venéreas en diez días.
Mostrando todas las huellas de las torturas en senos, brazos, piernas, entre piernas, glúteos y rostro, indicó que ahora está controlada a base de tranquilizantes, debido a que tiene pesadillas recordando lo que le hicieron, además indicó que falta ampliar su declaración pero como aún se siente mal, no lo ha hecho, y tiene miedo de salir.
“Se quedaron con mi carnet y ahí viene mi dirección, mi celular y dinero en efectivo que traía, así como con un suéter con gorra y de cierre color rojo, las llaves de la propiedad donde vive con su madre, material de trabajo, además de tarjeta de Coppel y Walmart y ahora temo me busquen al saber que no me mataron”, dijo temerosa.
Soltando el llanto, dio a conocer que ahora la empresa donde trabaja de nombre “Soluciones Integrales de Marketing” ubicada en la calle Brisuelas colonia Juárez en la Ciudad de México, cambiaron el salario que tiene por día y pretenden que las incapacidades le sean pagadas a cerca de 86 pesos, cuando su recibo del Instituto Mexicano del Seguro Social estaba registrado a $230 de base diarios.
“Sé que ni con todo el oro del mundo voy a poder recuperar la vida de mi bebé, todos estábamos muy ilusionados, yo ya le había comprado ropa a mi bebé, y ahora ni si quiera sé, que tan dañada quedé por dentro, para saber que puedo volver a embarazarme, mi esposo estaba muy contento, porque él quería tener otro hijo ”, insistió. María.
Por lo que recalcó, que con lo que está atravesando, no es justo, que ahora le hayan cambiado la cantidad de salario que tenía, la cual vio en las hojas de riesgo de trabajo que le envío Eduardo Sosa, su supervisor, ya que no cuenta con seguro de vida, y no sabe que sería de sus hijos además que una de ellas que padece esclerosis múltiple si la hubieran matado.
Asustada, exige se haga justicia para dar con el paradero de los violadores y exhortó a las chicas que caminan por esa zona estén alertas, para que no les pase lo que a ella, ya que está segura, que lo que le hicieron a ella, también se lo han hecho a otras mujeres debido a que vio diversas prendas de ropa llenas de sangre, en el lugar donde la mantuvieron escondida.
Finalmente María, dijo que aunque se presente a terapias, no sabe si su vida volverá a ser igual, hechos por lo que ha pensado en cambiar de lugar de residencia, porque teme por su seguridad, además exhortó a las empresas que tienen trabajadores cuya labor es andar en la calle, les otorguen un seguro la vida por los riesgos que corren ante tanta inseguridad que permea en este municipio.