La ‘Cuarta Transformación’ en el estado de México está mostrando signos preocupantes. Las primeras señales de alerta las dio el propio Andrés Manuel López Obrador, en sus primeras visitas a la capital mexiquense a finales del año pasado, para encontrarse con Alfredo del Mazo y encabezar mítines, casi inmediatamente después. El doble discurso de AMLO, uno terso y hasta complaciente al lado del gobernador mexiquense –que solo los periodistas más avezados pudieron captar-, y otro populoso y rijoso frente a las masas, tan solo tres horas después del primero, dejó a más de uno con la ceja levantada. Pero esas señales, al paso de los meses, han devenido en verdaderos síntomas de alarma, ante iniciativas, titubeos o auténticas claudicaciones que solo permiten deducir una cosa: la corrupción de la clase política de Toluca es una, es grave y profunda, no hay otra explicación.
El segundo síntoma se dio en la discusión del paquete fiscal del 2019, cuando los diputados de Morena, no solo no cumplieron su compromiso (estipulado en agenda y en conferencia de prensa), de desaparecer el impuesto de tenencia, sino que entraron en negociaciones con el gobierno del estado de México, ratificándolo con algunas variables y concediendo un programa de reemplacamiento obligatorio y programa de verificación también obligatorio y adicional –del que se ha hablado poco por cierto-, afectando por tres a los ciudadanos, pues al parecer no tienen ni idea de cómo el gobierno estatal opera estos programas y tiene candados que imposibilitan a los ciudadanos con medianos o pocos recursos, ponerse al corriente con los requisitos que se exigen en los centros de verificación operados, en su gran mayoría, por empresarios con nexos con políticos priistas y exgobernadores.
Otro síntoma es el doble discurso que están dando los morenistas en el Congreso, no solo no han renovado las posiciones “claves” que tendrían una incidencia directa, inmediata y real en el combate a la corrupción en tooodo el Estado de México, sino que disfrazando la inacción, se quejan “de quienes se resisten al cambio”, cuando en el fondo fondo, no han hecho los cambios que ofrecieron, permitiendo así prolongar y reforzar el estatus quo y los negocios del sistema que presumiblemente llegaron a combatir…
Ejemplos: pese a sus quejas constantes y discursivas contra el titular del Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), implicado como encubridor en todos los casos de opacidad y malos manejos que son vox populi, la 60 Legislatura que controla Morena ha decidido mantenerlo en el cargo; lo mismo que al titular de administración del Congreso Local y al coordinador de Comunicación Social del Congreso, el cual, este último, mantiene un circuito de corrupción con periodistas y comunicadores afines al PRI, cuyos medios ha inflado artificialmente frente a lo que reporta a los diputados morenistas en su síntesis informativa, ya que en este circuito participan comunicadores pro-priístas con los que mantiene intercambios de favores y porcentajes publicitarios. Por cierto que el coordinador de comunicación del Congreso, logró insertar a su esposa en la nueva administración de Metepec, con un sueldo superior a los 120 mil pesos, mientras que el propio titular de comunicación del Congreso, tiene ingresos que rebasan, según un documento obtenido recién en diciembre, el límite de los 108 mil pesos. Otro periodista consentido de televisa, logró insertar a su esposa en el IEEM y así la cadena de favores nunca termina…
Por eso escuchar a don Maurilio Hernández hablar airadamente en tribuna en contra de “aquellos que se resisten al cambio”… pues, que le puedo decir querido lector.
Hace no mucho hablaba con algunos compañeros periodistas de la Ciudad de México y me preguntaban, ante estos escenarios, porque los Morenistas, se quejaban de “que nada estaba cambiando” y de que “los priistas siguen controlando todo”, la única respuesta que encontré, ante la luz de los hechos, es que “había negociaciones políticas” cuyo alcance apenas estábamos comenzando a calibrar.
Pero quizás el peor o mejor ejemplo de estas negociaciones, cómo usted quiera verlas, es lo que está ocurriendo en municipios emblemáticos que ganó Morena, pero que de facto gobiernan el PRI y el PAN: Metepec y Toluca.
En Metepec, la estructura que ingreso es Morenista con un jefe de comunicación del Grupo Atlacomulco, con graves indicios de corrupción –parte del circuito del que hablamos arriba- y problemas de conflicto de interés pues se da publicidad a sí mismo y a su selecta red de cuates de medios pro-priístas pero sin impacto; mientras que en Toluca, el peor ejemplo del doble discurso lo ha dado el propio alcalde panista Juan Rodolfo Sánchez Gómez, quien ha comenzado a tejer alianzas con el gobierno de Alfredo del Mazo, la UAEMex y la CODHEM (ambos titulares implicados en la Estafa Maestra) y creado estructuras que están reviviendo dinosaurios panistas y priístas locales… en fin un desastre. Luego para rematar quitó candados del bando para permitir las corridas de toros a fin de favorecer negocios de empresarios panistas, lo que hace que uno se pregunte si recordará por cuál partido llego.
Esto me hace pensar en dos palabras… mmm ¿cómo se dice…? ¡ah, sí!, usurpador y la otra es simulación.
Nos escribimos para la próxima.