Mucho se ha dicho sobre la Reforma al Poder Judicial impulsada por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador y aprobada por el Congreso. Lamentablemente en los medios y en las redes sociales encontramos muchas opiniones contaminadas de intereses e ideologías políticas de los que están en contra y a favor, basadas en información incompleta, manipulada o de plano falsa.
Hay que poner las cosas sencillas para que todos lo entendamos.
¿Por qué se hace esta reforma judicial?
Porque desde hace mucho tiempo en los juzgados y tribunales no se imparte justicia, se compra y se vende justicia. El Poder Judicial es indefendible, el grueso de la población no tiene acceso a la justicia porque simplemente no tiene dinero para comprarla. No se sabe de un solo caso en México donde alguien del ‘pueblo’ haya ganado un juicio sin comprar jueces, secretarios y hasta notificadores.
¿Qué va a cambiar con la Reforma?
Que los jueces y magistrados serán electos por voto popular, de la misma forma que se eligen desde presidentes municipales hasta presidente de la república. La Reforma impide que esos cargos sean repartidos entre familiares, amigos y recomendados de los mismos integrantes del Poder Judicial como actualmente sucede.
¿Qué va a pasar con las prestaciones de los trabajadores del Poder Judicial?
Para empezar, ningún juez, magistrado o ministro podrá ganar más que la presidenta de la República, se eliminan gastos absurdos y superfluos como pago de pensiones millonarias, viáticos y todo tipo de ayudas excesivas. Sin embargo, a los trabajadores de base se les respetarán todas sus prestaciones.
¿Va a funcionar la elección de jueces, magistrados y ministros?
Nadie puede decirlo porque nadie lo sabe. Lo que sí es un hecho es que esto representa un cambio radical en la forma de hacer justicia en México. López Obrador habló siempre de la Cuarta Transformación de la vida pública y es claro que, entre otras cosas, a esto se refería, a cambiar de fondo las instituciones más importantes de la nación por un modelo basado en que las decisiones las debe tomar el pueblo.
Solo el tiempo dirá si la Reforma será benéfica para el país, pero lo que es un hecho es que acaba con el sistema legal corrupto y elitista que teníamos.
¿Por qué tantos gritos y sombrerazos?
Porque en el país antes mandaban las poderosísimas élites políticas y económicas, incluido el Poder Judicial. Con la llegada de la 4T al gobierno de la República y al obtener la mayoría absoluta en las cámaras de Diputados y Senadores le están arrebatando el Poder Judicial a los poderosos que ya se consideraban sus dueños.
La reforma abre el Poder Judicial para que cualquier profesional del derecho pueda ingresar, porque ya no será un espacio exclusivo de ricos y poderosos que torcían la ley para no pagar impuestos, para cubrir la corrupción, para despojar a la gente de sus propiedades y dar impunidad a los criminales.
¿Vamos hacia un gobierno autoritario?
No, ese es un cuento de los medios, políticos de derecha e intelectuales para asustar a los que no entienden lo que está pasando. El verdadero autoritarismo existía cuando un pequeño grupo de poderosos controlaba todo a su antojo, incluido el Poder Judicial. La Reforma está desbaratando ese viejo régimen plutócrata (gobierno de los ricos) por un modelo mucho más democrático al incorporar el voto popular en un poder donde no existía.
¿Qué nos espera como país?
Un cambio radical y necesario en el sistema de justicia. Dependerá de todos los mexicanos, a través de nuestro voto el primer domingo de junio de 2025, que lleguen los mejores a ocupar los juzgados y tribunales. Si esto se logra, sin duda tendremos un país más justo y equitativo porque la justicia ya no estará en las manos de esa élite que solo protege sus intereses y nunca los de la gente.
Esta es la Reforma Judicial que se acaba de aprobar.