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FUENTES CONFIDENCIALES: Andrés Manuel y la expectativa del cambio

POR: / 6 de agosto de 2018

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Por Gabriel Salazar Martínez

La expectativa de un cambio drástico y urgente en la forma de gobierno de nuestro país, fue el factor principal del triunfo arrollador de Andrés Manuel López Obrador y cientos de candidatos de Morena el pasado 1 de julio.

La expectativa de un país con menos corrupción, mejor economía y más seguridad provocó el tsunami morenista que aplastó a los tres partidos que hasta ese momento ocupaban la élite política mexicana.

Esa expectativa convertida en un fenómeno social pocas veces visto en México, dará lugar a la transformación que se avecina. Ya desde ahora se aprecia un cambio radical en los usos y costumbres de la transición de poderes, se rompieron todos los protocolos y ceremoniales huecos y acartonados que colocaban a cada presidente electo en una suerte de Olimpo alejado de los mortales.

AMLO lleva bastante tiempo leyendo como nadie los sentimientos del país y supo aprovechar la expectativa colectiva de un país golpeado por la violencia y la corrupción de los gobiernos priistas.

Andrés Manuel sabe que tiene poco tiempo para responder a ese sentimiento de esperanza generalizada antes de que éste se empiece a convertir en frustración. Sabe que la expectativa se vuelve frustración muy pronto, si la opinión pública no recibe lo que esperaba al votar por un cambio.

Por eso está construyendo desde ahora el gobierno que formalmente asumirá hasta el 1 de diciembre próximo.

Sabe que para cumplir su famoso “no les voy a fallar” tiene que ganar tiempo, trabajar mucho y comunicar bien para construir en dos años la percepción de un buen gobierno.

AMLO es desde hace mucho un animal político pero en los años recientes también se volvió un animal mediático, y ya nadie lo pudo parar.

De hecho sigue imparable: hace nombramiento, prepara proyectos, rompe protocolos, recorre el país (recuérdenme algún presidente electo o en funciones que haya ido a la selva lacandona o a cualquier lugar a ver directamente lo que va a hacer), impone la agenda a los medios, recibe comitivas internacionales, se reúne con todo mundo, tranquiliza mercados y hasta toma vacaciones.

El tabasqueño sabe que la expectativa que generó en los 30 millones de mexicanos que le dieron un triunfo aplastante el 1 de julio, ahora es una carga muy pesada a la que tendrá que responder rápido y bien.

Por eso se le ve montado en una agenda mucho más intensa que la del presidente en funciones, porque Andrés Manuel podrá tener sus defectos, pero a nadie le queda duda de que quiere gobernar bien, quiere trascender como un buen presidente y no hundirse en la expectativa que generó.

Es muy pronto para saber si lo logrará, pero queda claro que lo va a intentar con todas sus fuerzas físicas y políticas. Por lo pronto ha empezado bien en términos generales, trabajando intensamente y comunicando bien porque sus mensajes le llegan a la gente, pero es apenas el principio de un largo camino lleno de obstáculos que tendrá que superar.

La corrupción, la violencia y la desigualdad no se terminan con buenas intenciones, hacen falta acciones y programas extraordinariamente efectivos para avanzar algo en cada tema. AMLO lo sabe y se prepara para llevar a la práctica un nuevo modelo de gobierno.

De ese tamaño es la expectativa con la que tendrá que cargar de aquí en adelante. Como dije antes, López Obrador va a dar la batalla, pero la pregunta es si todos los nuevos gobernadores, alcaldes y diputados de Morena tienen la misma visión de su líder o se van a hundir pronto en la esperanza que generaron en sus electores. Eso solo el tiempo lo dirá.

 

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